Buenos días , ¿ya estáis preparados para el fin de año? en mi caso con pocas ganas de celebrar.
Creo que ésta acumulación de fiestas , comidas, bebidas , abrazos y deseos más o menos fraternales debería dosificarse a lo largo del año, y no acumularlas en tres semanas apretadas.
Debemos repartir esos días de "alegría y desenfreno" entre enero , febrero, y marzo , no habría tantos atascos ni en las carreteras ni en las tiendas, ni infartos por exceso de todo, ni depresiones por no tener familia para celebrar juntos, ni suicidios consecuencias de esas depresiones, ni indigestiones y un sin fin de ni...ni...
Creo que ésta acumulación de fiestas , comidas, bebidas , abrazos y deseos más o menos fraternales debería dosificarse a lo largo del año, y no acumularlas en tres semanas apretadas.
Debemos repartir esos días de "alegría y desenfreno" entre enero , febrero, y marzo , no habría tantos atascos ni en las carreteras ni en las tiendas, ni infartos por exceso de todo, ni depresiones por no tener familia para celebrar juntos, ni suicidios consecuencias de esas depresiones, ni indigestiones y un sin fin de ni...ni...
La apoteosis final del 31 de diciembre en cierta manera me asusta, hace muchos años que no acudo a fiestas multitudinarias, ni siquiera a las pequeñas.
La primera vez que me quede en casa un 31 de diciembre tenia cierta aprensión y no se me ha olvidado aquella noche en aquel piso minúsculo de la calle Portal Nou en Barcelona, con la tele encendida y una botella de cava, mi hijo que tenia 7 años se había quedado dormido a mi lado.
Pero descubrí que estar conmigo misma era estupendo. Pase una noche feliz. Decidí aquel día no volver a celebrar la nochevieja en la calle, desde entonces ceno con mi familia y no salgo de casa pues prefiero la soledad después de la cena y la reflexión antes que la obnubilación.
La primera vez que me quede en casa un 31 de diciembre tenia cierta aprensión y no se me ha olvidado aquella noche en aquel piso minúsculo de la calle Portal Nou en Barcelona, con la tele encendida y una botella de cava, mi hijo que tenia 7 años se había quedado dormido a mi lado.
Pero descubrí que estar conmigo misma era estupendo. Pase una noche feliz. Decidí aquel día no volver a celebrar la nochevieja en la calle, desde entonces ceno con mi familia y no salgo de casa pues prefiero la soledad después de la cena y la reflexión antes que la obnubilación.